Cuando llueve, a la tarde,
y la lluvia limpia
sobre tejados sucios,
con gotas transparentes,
siento que en mi alma
llueve tambièn con fuerza
y se limpian las negras
y rudas experiencias.
Como nubarròn oscuro
que transforma el viento
y horada un momento
tibio rayo de sol,
asì es la razòn,
en negro pensamiento:
Se transforma en calma
despuès del aluviòn.
Cuando llueve a la tarde
se desmaya el alma
en crecientes suspiros
que terminan en calma.
Cuando llueve, a la tarde,
se aclara el pensamiento
y se duerme en la noche,
profundamente quieto.
Amiga: la lluvia tiene la graciosa costumbre de profundizar la veta melancólica de los artistas. Muy bello poema.
ResponderEliminarBesos!