Un fatìdico rasgo
se instalò de pronto
sin importar la hora.
Lista bajo el brazo,
la ametralladora.
Los duros rostros. Crueles.
Y las listas con nombres,
sin que los años cuenten
destruyen a los hombres
quiebran a las mujeres.
Cada dìa incierto
se instala por tiempos
de muerte y silencios.
Gargantas sin sonidos,
oìdos sordos quietos.
Los desaparecidos,
padres, hijos, nietos,
forman nuestra esencia.
No debemos negarlos.
Obligada ausencia,
es muerte doble impuesta.
Por eso el recuerdo
de treinta años duros.
La memoria activa
evoca a los muertos.
Su ruina es vivida.
Trueque. Tiempos nuestros.
Los que estamos vivos,
les debemos esto.
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Hola Alicia Susana pasabaa saludarte, muy bonito el texto, veo que ya llevas tiempo que no entras
ResponderEliminarpor aqui, espero estes bien.
feliz semana.