Este amigo
nos dejò varados
en la estaciòn
del viaje sin retorno.
El, que era todo amor,
nos hizo daño,
al dejarnos huèrfanos
de su entorno.
Este amigo,
que nos diò su pan
mil veces en su hogar,
nos dejò hambrientos.
No quiso hacernos daño.
Pero, no aprendimos
a vivir con llanto.
Este amigo
que compartiò su pan
se alejò una tarde
en pleno septiembre.
Hola, Alicia...
ResponderEliminarHermosa dedicatoria para un amigo se ha adelantado en la partida.
Un poema muy sentido y real.
Un abrazo.