jueves, 17 de abril de 2014

GABRIEL GARCIA MARQUEZ- SU DECESO

  • Literatura

  • 17/04/14 - 03:00

  • Murió Gabriel García Márquez
    Latinoamérica pierde al más popular de sus autores


    Tenía 87 años. Creció en un pueblo diminuto, Aracataca, que hoy se identifica con el Macondo de “Cien años de soledad”, la novela que lo hizo famoso. Acompañó la revolucion cubana y fue un referente de la izquierda.







    Gabriel Garcia Marquez, discurso al recibir El Nobel de Literatura en 1982.Gabriel Garcia Marquez, discurso al recibir El Nobel de Literatura ...
    Gabriel García Márquez en el IV Congreso de la Lengua Castellana. (YouTube)Gabriel García Márquez en el IV Congreso de la Lengua Castellana. ...



    Sabemos, porque nos lo enseñó el historiador británico Eric Hobsbawm hace un poco más de dos décadas, que los siglos no necesariamente duran cien años ni empiezan con cero y terminan con 99: él afirmaba que el siglo pasado empezó en 1914 y terminó en 1991. Seguramente ha de haber tenido razón, pero anoche, cuando se supo que, a los 87 años y en el México que había elegido para vivir desde 1961, murió Gabriel García Márquez, muchos sintieron que el Siglo XX daba algunos de sus últimos estertores en Latinoamérica: se fue su escritor más popular de las últimas cuatro décadas.
    Su Cien años de soledad terminó de poner a la literatura de la región en el mapa mundial. Si bien ya habían emergido muchos escritores enormes, tal vez más enormes que el colombiano –piénsese en Borges sin ir más lejos o en algunos de los otros escritores del boom del que fue parte, como Guillermo Cabrera Infante, Juan Rulfo o el mismo Vargas Llosa– su novela vendió treinta millones de ejemplares y fue traducida a más de 35 idiomas y García Márquez empezó a gozar de una fama de rockstar.
    La belleza simple de Cien años de soledad –por lo menos al lado de otros libros de la época, más experimentales, como Vistas del amanecer en el trópico, del cubano Cabrera Infante fue un éxito instantáneo y global desde su publicación en Buenos Aires en 1967, cuando la industria editorial argentina era tan fuerte como para iniciar semejante explosión. Cien años de soledad fue una novela que nos deparó felicidades como ésta:
    “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.
    Hay, en esa escena deslumbrante, la de un nene yendo a conocer el hielo en un pueblo mínimo y ardiente, un pedacito de la infancia de García Márquez, la misma a la que seguramente hace referencia la novela cuando habla de un mundo tan reciente al que todavía le faltaban palabras: los años que pasó en su Aracataca, un pueblo diminuto y muy tórrido –puede llegar a padecer 50 grados– bien adentro de Colombia, junto a sus abuelos.
    El, Nicolás Márquez, que había sido Coronel en la Guerra de los Mil Días –guerra civil colombiana entre 1899 y 1902– le contó historias bélicas, relatos que siempre son un modo de hablar de política, le enseñó a usar el diccionario y lo introdujo al “milagro” del hielo llevándolo con frecuencia a la United Fruit Company.
    Ella, Tranquilina Iguarán Cotes, le contaba historias llenas de mitos y leyendas de la zona. Gabito fue ahí, con sus abuelos, el niño que sería el hombre que décadas después, en 1982, ganaría el Premio Nobel de Literatura, que discutiría intentos de acuerdos nacionales en la vertiginosa Colombia de hace 20 años con Andrés Pastrana –ex presidente de colombiano– y Felipe González –ex primer ministro español–, que se sentaría a la derecha de su amigo Fidel Castro pasara lo que pasara y cayera quien cayera, que impulsó en toda la región una forma hermosa de hacer periodismo, la crónica de no ficción, y podría contar a sus discípulos de a miles. El que declararía “Yo digo: ‘estoy de García Márquez hasta los cojones’” cuando sintió que la fama era un trabajo demasiado exigente. Gabito, entonces, en Aracataca allá por los años 30, tuvo su iniciación en las armas que usaría luego en esas decenas de libros suyos que le depararon la fama que lo tendría hasta los cojones. Pero contento también.
    A esa infancia encantada de relatos bélicos y maravillosos le siguió una breve vida común con sus padres y luego el bachillerato, un internado para chicos prodigio. Ahí se sentiría “triste y ajeno” pero comenzaría a considerar a la literatura como un destino posible; cuando publicó su primer libro, La hojarasca, le dedicó un ejemplar a su profesor del colegio. Los padres presionaron y cuando terminó el secundario el chico prodigio fue derecho a la facultad de Derecho. La violencia política lo salvó de un destino de bufete y tal vez salvó a Latinoamérica de perderse una de sus obras dilectas: el Bogotazo, unas protestas masivas en 1948, fue reprimido con salvajismo y cerraron la universidad.
    García Márquez se trasladó a Cartagena para seguir estudiando pero rápidamente se sintió libre de dedicarse a una de sus dos pasiones mayores: el periodismo. Trabajó para El Universal, luego para El Heraldo y mientras tanto no se privaba de darle tiempo a su otra pasión, la literatura: se sumó al “Grupo de Barranquilla”, con base en una librería y un bar, “La Cueva”, donde los jóvenes escritores, compañeros de trabajo en la redacción, se dedicaban a discutir las obras de grandes como Albert Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, una de las mayores influencias tanto de García Márquez como de los otros autores del boom.
    A partir de ahí, de ese trabajo en un diario y de esas discusiones en el bar seguramente regadas de ron y arepas, se acelera la vida de García Márquez: ya ronda los 25, lleva como marca las leyendas y las batallas oídas en la infancia, es apasionadamente periodista.
    Pasa a trabajar a El Espectador, donde se convierte en el primer columnista de cine del periodismo colombiano. En 1955 da el paso definitivo: publica su primera novela, La hojarasca. Y publica, a modo de folletín en el diario en que trabaja, Relato de un naúfrago, una obra de arte de periodismo narrativo. Sufre la censura del régimen del general Gustavo Rojas Pinillas. La dirección del diario lo envía, para protegerlo, como corresponsal a Europa. Sigue escribiendo: en 1958 aparece El coronel no tiene quien le escriba. En 1959, luego de haber cubierto los juicios de la triunfante revolución cubana liderada por Fidel Castro en la isla, dirige Prensa Latina, la agencia de noticias que acompañó la revolución cubana y donde trabajaron también, por ejemplo, Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo. En 1960 pasa una temporada en los Estados Unidos hasta que le niegan la visa por considerarlo miembro del Partido Comunista. Se muda a México, donde se instala hasta sus últimos días.
    La amistad y las pasiones políticas lo unirían y lo separarían de los otros miembros del boom. Sería en París, cuando ambos vivían allí, que se rompería su amistad con el otro Nobel, Mario Vargas Llosa. Las tensiones ideológicas –Vargas Llosa se alejaba vertiginosamente de la izquierda y García Márquez se comprometía cada vez más– y las tensiones amorosas –parece que Mario Vargas Llosa era muy celoso cuando joven y habría interpretado mal unos consejos de García Márquez a su mujer, Patricia, en ocasión de desaveniencia conyugal– terminaron con el vínculo de los dos escritores. El broche lo puso el peruano, al año siguiente, 1976, en México: le pegó una trompada al colombiano y le dejó el ojo negro.
    Antes habrán discutido mucho de política: en 1971, el gobierno cubano encarceló al poeta Heberto Padilla. Los intelectuales de la época firmaron solicitadas pidiendo su liberación. García Márquez, que ya era el mundialmente famoso autor de Cien años de soledad, no: prefería tratar personalmente esos asuntos con Fidel. Vargas Llosa lo tildó de “cortesano de Castro”, Cabrera Infante lo acusó de sufrir de “totalitarium delirium”. Por su parte, García Márquez asegura haber ayudado a mucha gente a salir de la isla. En una entrevista del cronista estadounidense John Lee Anderson, contó que fue parte de una operación en la que se expatriaron “unas dos mil personas”. García Márquez ya era un diplomático sin cartera, un hombre de enorme peso político.
    Escribió mucho más: los cuentos de La increíble y triste historia de la Cándida Eréndida y su abuela desalmada y la festejadísima y llevada al cine, Crónica de una muerte anunciada, donde desarrolla un thriller que empieza con el asesinato y reconstruye los hechos hacia atrás; un procedimiento muy novedoso en la era anterior a las series.
    Y nos deparó, a varias generaciones, una experiencia inolvidable de lectura feliz: encontrar en la adolescencia, que es cuando suelen aparecer por primera vez los libros del colombiano, un ejemplar de Cien años de soledad aseguró, para muchísimos, horas de luminosa alegría. Y décadas de agradecimiento.
    La revolución, la novela latinoamericana mundial, la conciencia política siempre activa e interviniendo en los hechos: esos rasgos de García Márquez lo hacen un hombre del Siglo XX. Mucho de eso que está terminando de des-aparecer con su muerte.

    viernes, 21 de febrero de 2014

    LUMBRERAS - #poesíaargentinacontemporánea

    #VERSOS VEHEMENTES




    Hay ventanas, lumbreras, aberturas,

    Que nos permiten atisbar afuera.

    Y las hay, airosas hendiduras

    Que nos dejan ver por dentro. Aunque nos duela.

    Mis ventanas, redondas, rectangulares, brillan

    Bajo la caricia de la lluvia que limpia.

    Figuras distorsionadas, coloridas, miran

    Su reflejo tembloroso. Y pasan, afables y tibias.

    Mis ventanas ¿brillan realmente?

    Al mirar por dentro, ahondando,

    Figuras alteradas, grises, trémulamente

    Inquietas, quedan. Amenazando.


    jueves, 20 de febrero de 2014

    LOS HIJOS-#poesíaargentinacontemporánea


     

     
    #VERSOS VEHEMENTES

     

    Ayer nomás,

     alborotaban la casa.

    Corridas. Risas. Llantos.

    Ruido en la cocina.

    Sabores gratos.

    En la heladera, sujeto con imanes,

    El horario escolar

    Y el menú semanal de cinco días

    No repetitivos.

    En la mesa “grande”

    Carpetas y hojas para dibujo.

    Libros de texto e inclinado

    El boletín.

    De fondo, the Pet Shop Boys

    A medio volumen

    Por pedido materno.

    A la vez, el televisor pasando

    Video-clips y las caricaturas preferidas.

     

    Hoy,

     

    Voces graves, risas juiciosas.

    Apenas se pasa por la cocina

    Para un desayuno rápido.

    Y no se volverá hasta la noche.

    En la heladera,

    Sujeta con imanes,

    La dieta de moda,

    La medida de los músculos del cuerpo,

    Una tabla que registra el peso diario.

    La mesa “grande”  vacía.

    miércoles, 19 de febrero de 2014

    EL VIAJE-#VOCABLOS REDIMIDOS - #poesíaargentinacontemporánea

    -
     
    -Verano en Colón, Entre Ríos-


     
    Sobre tus hombros-durazno,

    Dibujaron el adiós

    Las rudas manos obreras.

    Aleteó el beso en la

    Despedida encendida

    De nostalgia.

    La mente puesta en el camino,

    Las responsabilidades,

    El trabajo.

    Su cuerpo, junto al tuyo,

    Clamando por ti.

    ¿Cómo se sucederán las horas

    lejos de allí?

    ¿las noches? ¿el despertar?

    En quien se fijará su mirada

    Codiciosa, abarcadora, hambrienta.
     
     

    ¿en quién? pensaba ella.

    El sabía que no podría concentrarse

    En la labor.

    La necesidad de ella

    Lo llenaría todo.

    Ya todo él, era regreso.

    Abrazo. Beso.

    Lágrima trémula.



    Y todavía no había partido.



     

     

    martes, 4 de febrero de 2014

    MIRANDO -#VERSOS VEHEMENTES- #poesíaargentinacontemporánea








     

    -A Retiro por tren-


    Que oscuridad insondable

    Se ocultan tras tus pestañas

    Tus ojos y tú mirada…

    Si te estuviera observando…

    Vería el rastro de una lágrima

    Rápida y pequeña.

    El brillo de tu mirada.

    Si te estuviera observando…

    En el carmín de tus labios,

    Una sonrisa que cuelga

    Entre los dientes ¡tan blancos!

    Si te estuviera observando…

    Seguro me enamoraba,

    Como en aquel primer día,

    En que te amaba… mirando!


    sábado, 1 de febrero de 2014

    NOSOTROS

    #VERSOSVEHEMENTES-
    #poesíaargentinacontemporánea

    Al transcurrir
    Los años de la vida,
    Nosotros
    (tú y yo)
    Encontramos:
    Los hijos. Los padres.
    Los amigos.
    Nosotros.
    De la mano. Sin rutinas.
    Viéndonos a los ojos,
    Sin mirarnos.
    Seguros del amor,
    Sólido y rico,
    De los hijos. Los padres.
    Los amigos.


    viernes, 31 de enero de 2014

    LOS ARBOLES CLAROS






    #VERSOS VEHEMENTES- #poesíaargentinacontemporánea


     
    El día luminoso. Brillante. Diamantino.

    Se refleja en los cristales aguados

    Que por doquier, se encuentran,

    En gotas de rocío,

    Haciendo los árboles más claros.

    ¿Es blanca la luz? ¿Es amarilla?

    ¿Cómo imitar ese destello vivo

    en la paleta del pintor-poeta,

    en el escrito del poeta-niño?

    ¿Cómo exponer lo que contempla el ojo?

    Todo intento parece indefinido…

    Quizás la foto evidencie algo

    Que se aproxime a lo real. Vívido.

    Así transcurre la vida de los hombres,

    Negando a su Creador, pero imitando,

    SU modo de hacer lo bello y lo apreciado.

    SU modo de mostrar… ¡los árboles más claros!


    miércoles, 29 de enero de 2014

    EL LEON DE LA PLAZA








     #VERSOS VEHEMENTES-#poesíaargentinacontemporánea











     


     
    Roca arcaica y milenaria.

    Granítica formación de escamas,

    Sacada de su pétreo entorno,

    Por la mano del hombre camarada.



    La herramienta del artista, cincelando,

    Le dio su forma de león. Altivo,

    Con la cabeza y la melena al viento

    Que ningún céfiro, agitará emotivo.


    Aún así, la realeza de su figura inerte,

    Se escapará entre el follaje vivo,

    Amedrentando a los niños de la plaza,
     
    Atrayendo a los viejos intuitivos.



    El león de la plaza escuchó el sonido

    Del primer beso, juguetón y tímido,

    El león de la plaza, oyó la voz

    Del primer poema, trémulo y sentido.




    Acompañaste mis pasos por la vida,

    Y también los juegos de mis hijos,

    Y la risa y el llanto de los nietos.


    Te siento ¡tan presente y tan vivo!

    Que creo que en los átomos graníticos

    ¡Palpita tu corazón envejecido!

    martes, 28 de enero de 2014

    LOS ZAPATOS MOJADOS

    #Versos Vehementes-#poesíaargentinacontemporánea











    Los zapatos mojados me provocan

    Un sentimiento de retorno.

    Retorno a los tiempos ¿más felices?

    De la niñez. Y el maternal enojo.

    Se me negó el beso de la lluvia

    Al corretear alegre entre los pastos,

    El trepar al árbol, tan deseado.

    Se me negó la infancia. Y es por eso,

    Que dejo a mis hijos disfrutando

    De su niñez, como si fuera mía…

    Y me hallo a mis años, como niña,

    Envuelta en papel maduro y cano.

    ¡Tan cerca de la niñez pasada!

    ¡Tan lejos!...y la vejez me alcanza.


    lunes, 27 de enero de 2014

    ARBOLES HERIDOS

    #poesíaargentinacontemporánea.

    #Versos Vehementes-

    Hay olor a muerte en el sendero.

    Los árboles caídos,

    Con dolor, con soledad y frío,

    Funden sus ramajes heridos.

    ¿Quién escuchó sus gritos? en silencio

    Sus gemidos, sus llantos nos alcanzan.

    La rosa de la herida muestra

    El borbotón de la vida que se escapa.

    La vida, ajena, en derredor palpita

    Con trinos, con melodías, con suspiros.

    La muerte de los árboles… es mía.

    Yo también muero por la abierta herida

    Cada vez que te encuentro en mi camino

    Acompañando una mujer distinta.


    jueves, 23 de enero de 2014

    EGLOGA

    del libro Versos Vehementes-#poesíaargentinacontemporánea
     
     
     
    Alegre campiña, de esperanza llena,
    Salpica de verde la mañana plena.
    Gorjean las aves, melodiosos trinos.
    Mece ramas el viento, un vals, como ritmo.
    Bajo el árbol solo, a la orilla del agua,
    Tu figura descalza y el encaje de enaguas.
    Mañanera égloga. Pastoral del recuerdo,
    Aún agitas mi erial en el corazón yermo.
    Corazón muerto que no sabe hallar
    Un par de hermosos ojos…
    Para poder amar!

    miércoles, 22 de enero de 2014

    EL MAR -del libro Versos Vehementes-#poesíaargentinacontemporánea



    Me besa su espuma y el agua es muy fría.

    Se acerca rugiendo como un conquistador.

    Y luego me lame. Muy lento. Muy suave

    Rompe junto a mis pies, sus olas.

    Ruido rudo. Risa ronca.

    Nos sentimos mutuamente atraídos…y recién

    Nos conocemos…es la primera vez que

    Nos vemos…

    Se aleja, tranquilo, seguro.

    Como un amor a primera vista,

    ¡Me ha conquistado!

    Paciente espero sus olas-caricias de nuevo…

    Se acerca, pero no me toca.

    Lo deseo.

    Me invita a acercarme.

    Voy.

    Viéndolo tan tentador, tan irresistible

    ¡Recuerdo a Alfonsina! …Y tengo temor…


    martes, 21 de enero de 2014

    PALABRAS QUE DEFINEN MI ESTADO EN ESTE PRIMER MES DEL AÑO...01/2014



    Quise escribir

    pero no pude.

    Las palabras

    estaban allí.

    En mi mente.

    Todas presentes.

    Sólidas.

    infladas como globos.

    Coloridas y resbaladizas.

    Como de vidrio.

    Todas en mi mente.

    Ninguna presentaba

    una arista,

    un quiebre,

    un lado asible.

    Lisas. Redondas.

    Brillantes y pulidas.

    Todas germinando.

    Abultadas.

    Henchidas de vida.

     Próximas a eclosionar.

    Pero, entretanto…

    ¡qué dolor!

    Cruel expectativa.

    Espera inquietante.

    Saber que allí están

    y poder hacer nada.

    Desazón. Inquietud.

    Ansiedad.

    Hondos suspiros.

    El alivio no llega.

    Mientras,

    la mañana abrió

    su cielo, lleno de luz.

    Derramó su sol

    pintando todo

    de esperanza y color.

     

     
    FOTO: Flickr